Los terminales Blackberry han estado (y están) orientados al mundo corporativo. En los últimos tiempos han encontrado un nuevo nicho de mercado en los jóvenes adictos a la mensajería (y en concreto al WhatsApp), pese a lo cual, la marca no ha sabido evolucionar y sus productos siguen teniendo un estilo demasiado serio y orientado al público profesional.
Una de las cosas que podemos hacer para disimular un poco ese aspecto tan serio de nuestra Blackberry es “decorarla” con una funda.
En versiones anteriores, la Bold venía acompañada de una funda imitando cuero en la que se introducía el terminal. No es que fuera muy bonita pero sí era práctica, sobre todo porque la funda tenía un dispositivo (supongo que era un imán) que hacía que el terminal se bloquease al introducirlo en ella y se desbloquease al extraerlo. Lamentablemente, esta funda ahora se vende como un accesorio opcional y bastante caro.
Si tenemos dudas sobre el encaje de las fundas de cualquier marca, lo mejor es tirar a por una funda oficial de RIM. En mi caso, he elegido una funda de silicona de un amarillo chillón, que le da al terminal el toque desenfadado que buscaba.
La funda viene, por supuesto, preparada para que no perdamos ninguna funcionalidad del terminal al llevarla puesta, así, tiene una serie de huecos para la cámara y los conectores y unos resaltes con los que podremos seguir utilizando los botones de volumen y multimedia.
En cuanto al aspecto final, como es lógico, la funda hace que el terminal engorde un poco, aunque teniendo en cuenta que las Blackberry no son de por sí muy finas, no debe importarnos demasiado.
A pesar de ser una funda oficial del fabricante, el encaje en los laterales es un poco endeble, más que nada porque el material es aquí más fino. Se le podría haber reforzado con algo un poco más rígido para evitar el efecto de desencaje que podéis ver en la foto.
Y ahora que ya tenemos nuestra Blackberry vestida de amarillo chillón, sólo nos queda buscarle un fondo de pantalla acorde y ya nadie dirá que este es el móvil de un ejecutivo.
Y como sabemos que los auriculares nos van a durar menos que la risa a un loco (ver artículo en cuestión), podemos aprovechar para buscarnos unos acordes con nuestro nuevo look.
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